Por  Roberto  Bastidas

“El 23 de noviembre de 1856 fallece la ecuatoriana Manuela Sáenz en la más profunda pobreza, la Libertadora del Libertador fue expulsada de su propia Patria y todavía hoy, en algunos sectores, no se le otorga todo el reconocimiento que ella merece”, reconoció en La Habana el Embajador de la República del Ecuador Edgar Ponce Iturriaga.

En declaraciones ofrecidas a RTU, el diplomático consideró que “Manuela no es un personaje de rosa enclavado por casualidad en la época de la independencia, ella es ante todo la esencia del alma ecuatoriana y en especial de la mujer latinoamericana consciente de su identidad”.
“Ella la reclamaba entonces, como la reclamamos hoy ante la prepotencia de las naciones poderosas”, aseveró Ponce. El Jefe de la Misión ecuatoriana en Cuba recordó que “su frase nací bajo la línea del Ecuador, y mi patria es América, es la síntesis de esa conciencia”.
“Manuela es historia viva, no es leyenda, es historia que se alimenta de hechos, pensamientos y luchas, es historia que no se puede  olvidar”, enfatizó el diplomático andino.
Ponce Iturriaga resaltó virtudes de Manuelita como “su inteligencia y voluntad poderosas sobreponiéndose a la fatiga, imponiendo respeto”.
Rememoró  que “el 24 de mayo de 1822  la quiteña Manuela Sáenz participó  entregando todos sus recursos personales  al Ejército Libertador que libró en las faldas del Pichincha la batalla decisiva por nuestra independencia del yugo español”.
El Embajador Edgar Ponce destacó que “Manuela Sáenz es reconocida finalmente por el gobierno de la Revolución ciudadana cuando en el año 2007 el Presidente Rafael Correa, respondiendo a un reclamo histórico de las mujeres de su Patria, decidió ascenderla a Generala de Honor de la República del Ecuador, poniéndose  fin a las calumnias y humillaciones que sufrió la heroína desde su decisión de romper con los cánones excluyentes  de la época, para unirse a la guerra de independencia”.
Puntualizó que “el pasado año sus cenizas fueron trasladas a Caracas y hoy Manuelita descansa junto a Simón Bolívar, como expresión de la dignidad de la mujer y el hombre latinoamericanos”.
“Manuela se constituye en una estrella que es seguida por mujeres y hombres de la región, y continuaremos siguiendo su ejemplo hasta transformar nuestra América”, aseveró el Embajador Edgar Ponce.